La paciencia como aliada.
Ser paciente es un arte.
Podemos hacer de la paciencia una actitud, una amiga y compañera en todos los procesos que atravesamos en nuestra existencia.
Vivimos en una sociedad con prisas, donde la calma y la serenidad parecen no tener cabida. ¿Te has parado a pensarlo? A menudo buscamos el resultado instantáneo y la ansiedad se aferra a nosotros casi sin darnos cuenta.
¿A dónde vamos con todos nuestros ajetreos, obligaciones adquiridas y búsquedas sin aparente sentido? El cansancio se apodera de nosotros en esta carrera sin meta, donde no damos oportunidad a la paz.
Pero estamos de enhorabuena, pues contamos con el eterno presente para dar un giro completo a nuestros días. Cada momento es una preciosa oportunidad para detener nuestro ritmo y, sencillamente, ser.
Y entonces todo cambia, y el camino se vuelve más liviano y suave. Es ese instante en el que tomas consciencia de ti mismo, y te conectas con tu interior en calma, con los latidos de tu corazón y con la respiración que siempre te acompaña.
Te detienes a contemplar el crecer armonioso de los árboles y su paciencia sin límites. Observas el renacer suave de las flores que se expresan en su propia esencia, fieles a ellas mismas.
Podemos conectar hoy mismo con la preciosa energía de la paciencia, reflejo del amor que somos, con la aceptación de nuestros caminos y de nuestros procesos.
Y aceptar sin prisas las rutas y decisiones del otro, pues cada cual necesita sus ritmos y sus tiempos.
El Universo se mueve en armonía paciente. No puede llegar la luz del día hasta que no concluya la noche.
Cultiva la ciencia de la paz.
