Era una cálida tarde de verano cuando mis pasos me llevaron a descansar bajo aquel viejo árbol.
Cerré los ojos y soñé que era el mismo lugar donde por primera vez unimos nuestras manos.
Canícula plena e intensa… Sol que abre corazones… Recuerdos de hermosos caminos dorados…
Y apareciste entre mis pulsos, con aquel ligero vestido blanco.
Y te sentí de nuevo…
Y noté aquellas suaves caricias…
Y mi corazón saltó al recordar nuestro abrazo.
Un inesperado viento del sur me despertó cuando aún mi alma sonreía, cuando todavía imagina que éramos aquellos enamorados.
https://www.abrazosparatualma.com/post/viento-del-sur
Francisco Gallardo Perogil
